MORIR
SOBRE LOS CAMPOS
Ya
quiero que me dejen morir sobre los campos
tendido
el cuerpo enfermo. Me traiga el sol sus lampo
y
abriéndose las venas a su calor bendito
vengan
a mi caricia de todo el infinito.
Que
no escuche en la hora solemne de mi muerte
la
palabra del hombre que oraciones me advierten.
Que
no venga mi madre a besarme las manos,
que
me den al olvido los recuerdos humanos.
Que
me dejen tendida, solita en la llanura,
y
solo el sol se vuelque portador de blancura
sobre
mi cuerpo pobre, sobre mi cuerpo enfermo
como
un pájaro helado que aun palpitara yermo.
Porque
así moriré sabiendo que, el pecado
no
es tal: que si en las flores del jardín he libado,
y
eran mías sus flores y arranque las corolas
como
el mar ha el derecho de sacudir sus olas!
Porque
así seré buena:
olvidaré
ambiciones;
Justísima,
serena, perdonaré traiciones,
y
borracha de sol en la hora postrera
Tendré
un beso en los labios lleno de primavera.
Mora
en la verdad. Y sabre que mis errores,
mis
bondades, mis sueños, solo son los señores
que
del castillo erguido en mi alma de atea
salieronle
a la vida recabando pelea!
Pero
que no me tiendan sobre el lecho mezquino
para
morir. No pongan el tono vespertino
en
mi cuarto pequeño donde se oiga silente
el
llanto de la madre que despide al muriente.
Porque
acaso mi alma, libre hoy de cobardía,
se
haga como mi cuerpo, pobre, sin energía,
y
demande perdón por el dulce pecado
de
haber libado miel en el huerto sagrado.
O
acaso, sin derecho, ya que la vida aquesta
si
me brinda su acabar me dio toda su fiesta,
va
me sienta rebelde y maldiga la hora
en
que bebí dolor en la copa traidora...
Oh!
No! Toda la paz para morir deseo;
mi
sentimiento asceta que el pesar hizo ateo
quiere
serenidad:.. y
Morir
sobre los campos tendida
y
en mi cuerpo deshaga el sol sus lampo!
Alfonsina
Storni
La
Inquietud del Rosal 1916
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