Odio
Conozco tu secreto, cuerpo mío: tuviste
una imagen latente en tu rojo ramaje:
detrás de las pupilas, entre la carne triste,
la imagen realizaba su callado tatuaje.
Te penetró en el pecho con tan viva agudeza,
que el corazón de cera, celoso de llevarla,
para mejor ceñirla, para mejor guardarla,
llegó a tomar la forma de la amada cabeza.
Si ya el amor es odio, y vergüenza, y despecho
a riesgo de morirte la arrancarás del pecho
como Sansón un día volteara los pilares.
Y si aún quedaran rastros de sus dos ojos bellos
te vaciarás los vasos sanguíneos, y por ellos
harás correr el agua salada de los mares.
Conozco tu secreto, cuerpo mío: tuviste
una imagen latente en tu rojo ramaje:
detrás de las pupilas, entre la carne triste,
la imagen realizaba su callado tatuaje.
Te penetró en el pecho con tan viva agudeza,
que el corazón de cera, celoso de llevarla,
para mejor ceñirla, para mejor guardarla,
llegó a tomar la forma de la amada cabeza.
Si ya el amor es odio, y vergüenza, y despecho
a riesgo de morirte la arrancarás del pecho
como Sansón un día volteara los pilares.
Y si aún quedaran rastros de sus dos ojos bellos
te vaciarás los vasos sanguíneos, y por ellos
harás correr el agua salada de los mares.
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