SUGESTIÓN
DE UNA CUNA VACÍA
Un pájaro de
luna hasta la tierra
la trajo.
Inhabitada. Pero un nimbo…
Y se veía
alzar desde su fondo
una ranilla
humana al rosa abriendo.
Con los
párpados bajos del ocaso
los barrotes
doblaban sus rigores
y se agitaba la
ranilla rosa
en cárcel
presa ya y aún no nacida.
A luz de noche,
franjas estelares
le dibujaban
triángulos y cruces
de sombras y
fulgor en nudo triste.
Y se acunaba
sola, dulcemente,
como si arriba
una celeste mano
le diera viento
mecedor de flores.
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